A los 80 años, murió el reconocido bandoneonista Raúl Garello
El músico, director y arreglador integró por 12 años la orquesta de Aníbal “Pichuco” Troilo. Actualmente era uno de los directores de la Orquesta del Tango de la Ciudad de Buenos Aires.
“El tango tiene hoy una fuerza tan universal que hace que Buenos Aires ya no sea el lugar donde más se oye nuestra música”, opinó Garello durante una entrevista con Télam en junio de 2014.
En el mismo sentido, en abril pasado, días antes de recibir el Premio Gobbi de Oro otorgado por la Academia Nacional del Tango, manifestó a esta agencia: “Cuando los muchachos argentinos escuchan a Los Beatles o los Rolling Stones, que me parecen grandes músicos, ¿alguna vez se pusieron a pensar en el gran cuarteto que tuvimos y tenemos nosotros los tangueros?: Pugliese, Piazzolla, Troilo y Salgán, ¿o me van a decir que no?”.
El músico nacido en Chacabuco el 3 de enero de 1936, realizó estudios de armonía, fuga y contrapunto con Juan Schultis y Pedro Rubione y ya a los 18 años se vinculó a la orquesta estable de Radio Belgrano, donde conoció a Leopoldo Federico, a quien reemplazó luego en el cuarteto de Roberto Firpo (h). Tiempo después se incorporaría a las orquestas de Carlos Dante, Alberto Morán y Horacio Salgán.
“Fueron años en donde mi energía estaba puesta en aprender de los grandes maestros, por eso es que ahora con el paso del tiempo me gusta ver a la gente joven acercarse al tango, ir al conservatorio y desde mi humilde lugar brindarles todo el apoyo que se merecen y necesitan”, recordó en una entrevista.
En la Orquesta de Aníbal Troilo ingresó en 1963 como bandoneonista, cumpliendo también con la tarea de arreglador, lo que le valió el reconocimiento de ser uno de los orquestadores más importantes de su generación.
Acerca de esa etapa de una docena de años, Garello apuntó que “’Pichuco’ fue un artista enorme, de valor universal y cuya figura puede apreciarse con mejor perspectiva y mayor claridad desde el exterior. Hablar de Troilo tiene tanto valor ecuménico como hablar de Picasso”.
Capaz de ponderar a su colega, subrayó que Troilo “fue una suerte de músico del encuentro entre referentes de diferentes tiempos y agrupaciones. Por un lado tuvo contacto con los criollistas de la primera mitad del siglo XX y con los grandes directores como De Caro (Julio) o Fresedo (Osvaldo) pero a la vez fue un enlace con los músicos que vinieron después como Astor Piazzolla y Julián Plaza”.
Esa formación junto a Troilo, lo impulsó a seguir arreglando tangos para las orquestas encabezadas por Leopoldo Federico, Baffa-Berlinghieri y Enrique Mario Francini.
Hacia 1974 debutó con su primera agrupación, un sexteto, en el local El viejo almacén, de San Telmo, que regenteaba Edmundo Rivero y, tres años más tarde, inicia una sensacional serie de cuatro discos instrumentales, con su orquesta ampliada a 27 músicos, en los que dio a conocer su obra autoral.
“Che Buenos Aires” (estrenado por la orquesta de Troilo en 1969), “Verdenuevo”, “Margarita de agosto”, “Muñeca de marzo”, “Pequeña Martina”, “Bien al mango», “Vaciar la copa”, “Aves del mismo plumaje”, “Che Pichín” y “Pasajeros del tiempo”.
Garello realizó numerosas grabaciones al frente de su gran orquesta, acompañando a los cantantes de mayor prestigio como Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche, Roberto Rufino, Floreal Ruiz, Susana Rinaldi, Eladia Blázquez y Rubén Juárez, entre muchos otros.
En los 80 fue ungido como director y arreglista de la Orquesta del Tango de Buenos Aires, responsabilidad que entonces compartió con Carlos García y, en los últimos años, con Néstor Marconi.
Activo, vital e inspirado, Garello fue convocado en los 90 por Michel Plasson, director de la Orquesta del Capitolio de Toulouse, para que arregle y grabe una serie de 15 tangos compuestos por Carlos Gardel, que también grabó.
El 9 de julio de 1990 se presentó en el Teatro Colón al frente de su orquesta, mientras que dos años antes participó en la película «Tango for two», dirigida por Héctor Olivera.
En 1985, 1995 y 2005 recibió un Premio Konex por su trayectoria como autor de tango y como director de orquesta típica.
Walter Piazza, integrante de la Academia Nacional del Tango, sostuvo a Radio Télam que a Garello “se lo veía bien, más flaco se cuidaba mucho y siempre andaba con ganas de hacer cosas”.
“Estaba siempre con proyectos, era generoso con los músicos jóvenes y en 2014 le cedió al museo de la Academia el bandoneón que le había entregado ‘Pichuco’”, recordó Piazza.
Como una muestra del buen estado de salud que gozaba Garello, apuntó que “el lunes 19 Raúl dirigió un tramo del concierto que la Orquesta del Tango de la Ciudad de Buenos Aires ofreció en el Teatro Colón”.